La logia del cuchicheo

16 de febrero de 2024 - Comentarios desactivados en La logia del cuchicheo

Real, pura realidad. Tiempo atrás, mucho, asistí durante años a un curso de Improvisación Teatral. El Profesor no posaba de divo y se dedicaba con ganas. Los alumnitos éramos unos 12 o 14, toda gente de mediana edad, y como siempre en estas actividades había mas mujeres que hombres. Y también como siempre, lentamente, uno por uno en cada clase, los hombres se fueron yendo.

Así que cuando sucedió este episodio, el balance de asistentes indicaba doce mujeres y un solo hombre: yo. Cuando terminaba cada clase, algunas iban a «tomar un café» y yo me iba a mi casa a cenar. Una de ellas me insistió varias veces que acompañe a ese grupo a «tomar ese café». Aunque no tenia interés, solamente para no ser descortés, una vez fui. Éramos seis mujeres y yo. Al sentarnos a una mesa larga en el acto se formaron dos subgrupos bien apartados: uno de cuatro mujeres (una era la que me había insistido para que vaya), y en el otro las otras dos mujeres y yo. En el primero juntaron las cuatro cabezas y empezaron a cuchichear, como si se estuvieran transmitiendo gravísimos secretos. En el mio estábamos comentando generalidades sobre el curso y sobre la reciente clase, cuando de repente sucedió algo que me dejó pasmado: una se inclinó hacia la otra y le cuchicheó algo al oído. La otra no se quedó atrás y le contestó del mismo modo. Y así estuvieron unos minutos cuchicheándose ¡frente a mi cara! Luego continuaron la conversación conmigo con total naturalidad. Todo el encuentro de «la tomada del café» habrá sido de una media hora, al parecer las cuchicheadoras estaban cumplidas, nos levantamos, y cada cual retomó su rumbo.

vuelvo, retomo, reanudo

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Acusación, confesión, sanción

6 de agosto de 2012 - Comentarios desactivados en Acusación, confesión, sanción

¿Es útil hacer autocrítica?

Cuenta Ilya Ehrembrug, en su narración en tono de farsa “La agitada vida de Lásik Roitschwantz”, que, por una denuncia perversa, las autoridades procesan al protagonista con una acusación falsa y absurda. El acusado, en defensa de su dignidad, rechaza una y otra vez los estrafalarios cargos, mientras el fiscal despliega una delirante verborragia para darles sustento. Además, le reclama al acusado que “confiese” sus “delitos”.
El acusado, abrumado, y suponiendo que de esa forma lograría superar el problema, termina por admitir una pequeña infracción que realmente cometió, al margen de la acusación.
Finalmente, el tribunal, de todos modos, le aplica una condena por la acusación falsa, y además, una segunda condena, adicional a la otra, por la infracción que se vio obligado a confesar.

Cada vez ¿sabemos menos o mas?

4 de junio de 2012 - Comentarios desactivados en Cada vez ¿sabemos menos o mas?

Sras. y Sres. Periodistas, yo tambien quiero preguntar
(10 preguntas pautadas y la yapa)

1-¿Hay una definición formal, legal, oficial, sindical, laboral, del concepto “periodista”?
2-¿Da lo mismo que un periodista se desempeñe en relación de dependencia, o sea presentado como “colaborador”?
3-¿Es correcto aplicar el carácter de periodista a todas estas categorías de redactores?
       a.El que solo informa, es decir que transmite hechos que están disponibles públicamente;
       b.El que, subjetivamente, opina sobre hechos que conoce o que supone;
       c.El que investiga, es decir que trata de averiguar e informar sobre hechos que no están disponibles públicamente.
4-¿Existe un periodista total y absolutamente neutral y aséptico, es decir sin ideología?
5-¿Es correcto calificar de “oficialista” al periodista que informa positivamente sobre actos de un gobierno?
6-¿Es correcto calificar de “opositor” al periodista que critica actos de un gobierno?
7-En periodismo ¿cuál es el límite entre “orientar a la opinión pública” y “manipular a la opinión pública?
8-¿El periodista tiene la obligación de ser incondicionalmente leal en su accionar al pensamiento político-social de quien le paga?
9-¿Es factible que se concrete una eventual “ética periodística”?
10-¿Es correcto, dentro de una eventual “ética periodística”, difundir exageradamente determinadas informaciones, y simultáneamente, ocultar deliberadamente otro tipo de información?
La yapa:
¿Los periodistas deben tratar de ser los fiscales de la Patria, o deben limitarse a cumplir, simple y sencillamente, una función de pregoneros?

Inmigrantes

29 de julio de 2011 - Comentarios desactivados en Inmigrantes

Daniel, Mauricio y yo somos tres porteños de primera… de primera generación. Esto significa que, en los tres casos, nuestros  padres llegaron al pais desde «las Uropas», en busca de un horizonte mejor. 

El padre de Daniel es Don Salo (foto de arriba), uno de tantos miles que repartieron su vida entre llevar adelante un hogar y una familia, y al mismo tiempo aportar su granito de arena por el ideal de un mundo mejor. Llegó, igual que miles de inmigrantes judíos, de Europa Oriental, quizás de Besarabia, como mi padre, y ambas historias de vida son muy parecidas.

El padre de Mauricio es Don Franco (foto de abajo), hijo de un campesino siciliano. Ante las duras condiciones de la existencia en su región natal, su familia lo envió, solo, a los 16 años, a nuestro pais, para «hacer la América». Al parecer, a eso dedicó toda su actividad, y llegó a la cresta de la ola.

Hoy, tanto Daniel como Mauricio, es decir los hijos de los inmigrantes, intentan, elección mediante, que los porteños definamos quien gobernará a la Ciudad de Buenos Aires, aunque haya quienes refunfuñen por los nuevos inmigrantes que van llegando (bolivianos, chinos). De todos modos, del mayor símbolo de la porteñidad, Carlitos Gardel, se puede afirmar con total certeza que no nació aquí, y que es hijo de una inmigrante.

Los argentinos ya han votado para Presidente de la República a un hijo de inmigrantes sirios, y quizas, en algún momento, llegue a gobernar esta ciudad el hijo del chino de aca a la vuelta. Y va a estar bien.

Elecciones porteñas: De Henrik Ibsen (por la mayoría) a Bernard Shaw (por las minorías)

10 de julio de 2011 - Comentarios desactivados en Elecciones porteñas: De Henrik Ibsen (por la mayoría) a Bernard Shaw (por las minorías)

El dramaturgo noruego Henrik Ibsen es autor, entre muchas otras obras, de «Un enemigo del pueblo». En un poblado cuyos principales ingresos provienen del turismo, el médico Dr. Stockman descubre que la fuente de agua que abastece a la población está contaminada. Al intentar denunciarlo públicamente en la capital, la mayoría de los habitantes se opone, por temor a ver afectados sus ingresos. Ibsen, por boca de su protagonista, reflexiona: «No siempre la mayoría tiene razón». 

El dramaturgo irlandés Bernard Shaw (gran admirador de Ibsen) solía agregar a sus propias obras, cuando aparecían publicadas en libro, un prólogo para cada una de ellas, en la que comenzaba explicando los motivos que lo habían impulsado a escribirla, pero que continuaba derivando hacia otras de sus opiniones políticas o sociales. En uno de esos prólogos se refiere a una polémica muy en boga a fines del siglo XIX, sobre religión y ateísmo, pero con comentarios que pueden libremente ser aplicados a otros temas. El razonamiento de Shaw, en versión no textual, es ésta:

«Existe una opinión, equivocada, que en el pueblo hay una mayoría de gente religiosa y una minoría de ateos. En realidad, existen dos pequeñas minorías: una que está muy interesada por las cuestiones religiosas, a favor, y otra, que está muy interesada por las cuestiones religiosas, en contra.  Al resto, es decir a la gran mayoría, le importa muy poco a que templo saca a lucir su vestimenta dominguera».

    

La otra juventud

3 de julio de 2011 - Comentarios desactivados en La otra juventud

En el revoltijo de textos y frases ajenos sobre los que sobrevolamos, cuando quedamos enganchados en la Red, hay muchos que nos parecen interesantes, otros – importantes, y algunos – hasta geniales. Y los guardamos. (¿Y cuantos trascendentales se nos perderán?) En otro momento, alguno de esos, y no siempre porque lo hayamos buscado, aparece otra vez en la superficie.

Asi fué como encontré un pequeño texto de Fontanarrosa, en el que, fiel a su estilo, ironiza sobre el paso, en la vida humana, de la juventud a la edad madura. (El Diccionario define «madurar» como «Adquirir pleno desarrollo físico e intelectual». Yo lo corregiría así: «Adquirir pleno desarrollo físico o intelectual»)

Del texto de Fontanarrosa rescato dos citas que él hace, y que resultan esclarecedoras:

 Vale recordar el consejo dado por Javier Villafañe,

cuando alguien le preguntó cómo hacía para conservarse tan joven

pasados los ochenta años.

‘No me junto con viejos’, respondió el maestro.

 Pero también quiero agregar lo que un día dijo Jean Louis Barrault,

famoso actor francés:

‘La edad madura es aquella en la que todavía se es joven,

pero con mucho más esfuerzo’.

                                          (En la imagen: Zygmunt Bauman)

¿Tenés dos mil pesos fuertes?

22 de junio de 2011 - Comentarios desactivados en ¿Tenés dos mil pesos fuertes?

Como ciudadano argentino, tuve curiosidad de echar un vistazo a la Constitución Nacional. Para eso recurrí al texto que figura en la página web del Honorable Senado de la Nación. La redacción  original de 1853 sufrió (si, sufrió…) reformas varias y surtidas, según especifica el propio encabezamiento de esta transcripción.

  SANCIONADA POR EL CONGRESO GENERAL CONSTITUYENTE EL 1° DE MAYO DE 1853, REFORMADA Y CONCORDADA POR LA CONVENCION NACIONAL AD HOC EL 25 DE SEPTIEMBRE DE 1860 Y CON LAS REFORMAS DE LAS CONVENCIONES DE 1866, 1898, 1957 Y 1994.

El resultado de la mezcla de los textos redactados en el siglo XIX y los del siglo XX, leídos en el siglo XXI, va documentando la evolución de usos y costumbres en nuestra sociedad, y su paulatina democratización (aunque quizas alguno sea escéptico al respecto). Por hoy, solamente vamos a transcribir un ejemplo, de los muchos que hay.

Art. 55.- Son requisitos para ser elegidos senador: tener la edad de treinta años, haber sido seis años ciudadano de la Nación, disfrutar de una renta anual de dos mil pesos fuertes o de una entrada equivalente, y ser natural de la provincia que lo elija, o con dos años de residencia inmediata en ella.

Notas al margen: La falta de concordancia entre el plural «elegidos» y el singular «senador» es de la propia página web del Senado. «Tener la edad de treinta años»: ¿no habrán querido decir «Tener como mínimo treinta años de edad»?

Pero la frutilla del postre es: «Disfrutar de una renta anual de dos mil pesos fuertes» (Me gustó la palabra «disfrutar») Parece ser que no cualquiera podía, en el siglo XIX, cumplir con ese requisito. ¿Y que se necesita para tener «pesos fuertes»? La imagen que aparece en el billete lo dice todo.

Adhesión (tardía) al Día del Periodista

8 de junio de 2011 - Comentarios desactivados en Adhesión (tardía) al Día del Periodista

Para los que somos… (¿como decirlo?) un poco entraditos en años, teníamos, en nuestra lejana infancia, dos fuentes de información: el diario y la radio. Y eso, solo en aquellos hogares, como el mío, en los que se consideraba que, pese al esfuerzo económico, era importante estar informado.

Es que no era para menos: la noticia recurrente que acompañó toda mi infancia fué la Segunda Guerra Mundial. Y cuando se decía «Mundial» era mundial en serio. No había país que, directa o indirectamente, no estuviera involucrado. Y ademas, hoy sé, y lo saben muchos, que en aquellos azarosos días, estuvo en jaque el destino de la Humanidad toda.

Pero volvamos a las «fuentes». Dos frases con las que se zanjaba cualquier controversia eran: «dice en el diario» y «lo dijo la radio», lo cual implicaba un respaldo absoluto. En la radio, el noticiero mas escuchado era «El Reporter Esso» (que la Revista Dislocada imitaba bajo el nombre «El que reparte el queso»…, nombre quizas inocente en aquella época, pero que ahora suena como premonitorio).

Hoy todo ha cambiado, como dice el tango. Aumentó al infinito la cantidad de información, que recorre el planeta en forma instantánea, se diluyó la frontera entre «el informador» y «el informado», y todos tratan de no ahogarse en el océano de «noticias».

Pero en todo esto hay algo bueno. Todavía están, como siempre, los que tratan de mistificar, y llevar agua para su molino. Pero ya perdieron su aureola de indiscutibles, porque cada vez, sin prisa y sin pausa, son mas los que ya no compran buzones.

Nydia, Giulio Cesare, «DSK»

30 de mayo de 2011 - Comentarios desactivados en Nydia, Giulio Cesare, «DSK»

Nydia Cuniberti fue una poeta argentina de la primera  mitad del siglo XX, que se caracterizó por escribir en lunfardo, en un momento en que esta forma de expresión no solo era considerada marginal, sino que, por eso mismo, no se consideraba correcto que una dama la utilizase. Y aqui va uno de sus sonetos,  joyita por donde se lo mire.

Julio César                                                                          ¿Que otro bacán se te igualó en la vida,
varón de rango y de linaje puro?
Pretexta y toga hechas a medida,
la guita en grande y el morfar seguro.

No hubo guerra que dieras por perdida
y pusiste a mil grelas en apuro;
la gloria te cayó como llovida
o como cae un níspero maduro.

Oh, César, hasta ayer casi divino,
de los Idus de Marzo te advirtieron,
pero el consejo te importó un pepino.

Y aunque fuiste el mejor en el combate
y las minas jamás te resistieron,
lo mismo te la dieron por el mate.

En estos turbulentos dias, si alguien quisiera extrapolar esta historia con la crónica actual sobre un tal «DSK» , no sería muy desacertado.

Mientras tanto, para el recuerdo de Caius Iulius Caesar, solo queda una estampilla, y de ¡»20 cent»! Como se desvaloriza la fama…