Avanti!

Este navegar por la Red (sí, la globalización creó esta extraña imagen: navegar en una red) me permite enterarme, a través de los diarios de la Madre Patria, de los últimos gritos de la moda en materia de idioma español.
Por supuesto, la autoridad que dictamina al respecto, es la Real Academia Española, la cual, al parecer, en su afán de no ser tildada de conservadora, simple y sencillamente, ha tirado la chancleta, como decimos por estos lares.
Así, entre innumerables ejemplos, nos enteramos que la Academia ha incorporado al Diccionario (su diccionario) pequeños monstruos verbales como, por ejemplo, «evitación: acción y efecto de evitar», o «entreno» (por entrenamiento).
Por otra parte, ha bendecido el término «constitucionalización», muy útil para armar trabalenguas, ya que, en lo que a nuestro país se refiere, aquel que algún día nos constitucionalice buen constitucionalizador será.
De todos modos, queda la duda si los nuevos términos son válidos para todos los hispano hablantes, o tan solo, como parece razonable suponer, para los habitantes de España. Porque, continuando con la ojeada a los mismos diarios antes mencionados, uno se tropieza con «protocolario», «¿ligamos?», o, hablando del Mundial (el Mundial por antonomasia, digo yo) «el morrón coreano».
La Academia suele bautizar, y así corresponde que sea, a ciertas palabras como «argentinismo» o «peruanismo». Entonces, Señora Academia, a ver: para cuando los «españolismos»?

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