Antónimos
Un viejo diccionario Vastus de la Editorial Sopena, se expedía así, con buen criterio, sobre «civilización»: Conjunto de ideas, ciencias, artes, etc., que caracterizan el estado social, político y cultural de un pueblo.
La Real Academia quiso «mejorar» esta definición, y sentenció esto: Estadio cultural propio de las sociedades humanas mas avanzadas por el nivel de su ciencia, artes, ideas y costumbres.
Pavada de diferencia, no?
Pero lo interesante es que cuando se interroga a los diccionarios de antónimos sobre el que le corresponde a la conflictiva palabrita, hacen mutis por el foro y se anotan en el casillero «no sabe, no contesta».
Ahora, tratemos de deducirlo por nuestra cuenta. Será «barbarie»? Será «primitivismo»?
Civilización es Internet o la bomba atómica? El bombardeo de Guernica o el mural «Guernica» de Picasso?
Primitivismo es la ideología de los talibanes, con su sojuzgamiento a todo lo femenino, o el ancestral culto a la Pacha Mama, nuestra Madre Tierra?
Sarmiento, el Gran Cruzado Civilizador, creador de la disyuntiva de hierro «civilización o barbarie», describe con cariño el bucólico cuadro de su madre tejiendo en un «primitivo» telar, debajo de una higuera, en un patio de San Juan.
No hay nada personal. ¿Pero me invitan a efectuar un comentario, no? Entonces, accedo a vuestra invitación, y efectúo el comentario solicitado, y les digo con sinceridad: ¿Para qué desperdician estos sitios? ¿Son una comunidad abierta, o cerrada en vosotros mismos, en vuestra vida egoica? ¿Para qué invitan a otro/s a visitarlos y a realizar comentarios, que en casi todos los casos quedan sin responder ? ¿Y la interactividad? ¿Y las relaciones humanas? ¿Y el respeto al tiempo del otro? Caramba. ¿Si alguien
saluda, lo dejamos sin saludar? ¿Es comunitaria esta conducta? Los weblogs hasta ahora, y conforme mi experiencia de visitante de suficiente de ellos, me parece que se asemejan a espacios autistas. Como en este caso, uno deja un comentario, y no solamente no es agradecido ni por cortesía elemental, sino que representa una negación de uno mismo, pues sabe que no va a ser respondido. Nadie parece tomar nota. Nadie parece haberlo leído. Ni siquiera
el propietario del Weblog.!
Ahí queda el comentario abandonado. Como si no valiera la pena prestarle atención. ¿Es una expresión de desprecio al prójimo? Como si fuera tan nimio, tan pequeño, tan anodino, tan residuo, tan…que nadie del weblog se molestara en bajar de sus alturas subjetivas. Bueno, es el comentario que me merece la invitación que se formula en muchos weblogs con: «TU COMENTARIO».
Hola, y adios.