Felipe o el golpe
Un viaje a Bariloche en tren, en el 53 o 54 del siglo pasado. Es decir, en la incierta época luego de la muerte de Eva Perón, y antes del golpe del 55. El tren, con coche cama, salía el jueves al anochecer y llegaba a destino el sábado antes del mediodía.
El viernes a la noche estábamos en pleno desierto neuquino. Hoy parece extraño pensar que en aquel momento todavía no existían las radios portátiles.
Asi que, cuando el tren paró después de las nueve, en medio de una profunda oscuridad, en una pequeña estación que parecía surgida de la nada, los viajeros que bajaron a estirar las piernas, se alegraron de oir en la radio de la estación, puesta a todo volumen, el famoso programa «Felipe» con Luis Sandrini.
Todavía no se hablaba de «rating», pero los viernes a las 21 «todo el mundo» escuchaba a Sandrini, por lo que parecía que nos reencontrábamos con la ciudad que habíamos dejado hacía mas de 24 horas.
Sin embargo, las pocas personas que estaban en la estación, quizás trabajando allí, no se interesaban por «Felipe». En aquellos tiempos ya corrían rumores de golpe («chirinadas» les decía Perón). Y los locales, suponiendo que al venir de la Capital estaríamos mejor informados, ansiosamente nos formulaban la clásica pregunta argentina, que luego se repetiría por décadas:
«¿Va a haber golpe?».