Los Homeros

Cada época tiene el Homero que se merece.

No lo podemos saber con exactitud, pero el primero, el original, es definido como un aedo (lo que hoy en día llamaríamos cantautor), y se le atribuye la autoría de «La Odisea» y «La Ilíada». Desde Grecia a la cultura universal, y del siglo VIII A.C. hasta el presente.

A partir del patriarca habrá habido muchos que justificaron  llevar su nombre con razones válidas. Pero desde este rincón, me conformo con evocar a tres que, en el siglo XX, sobresalieron por su talento.

Homero Manzi, un fino poeta que logró elevar la canción popular al nivel de obras maestras.

Homero Expósito, que no le iba en zaga a Manzi, elaboró con su hermano Virgilio temas que renovaron el lenguaje tanguero.

Homero Alsina Thevenet (HAT), eximio crítico cinematográfico, periodista y escritor, fue el guía y mentor de espectadores de cine, en ambas orillas del Plata.

Los tres tenían un rasgo en comun: era gente culta.

Y ahora, vamos al último, al actual, al mas famoso, al mas influyente: Homero Simpson. No es un ser real, alguien de carne y hueso, que nace, crece, envejece y muere. Ni siquiera es un personaje, al que puede interpretar un actor real. Como es un dibujo, él y su familia permanecen invariables desde hace muchos años, y probablemente, por muchos años mas. La globalización lo difundió, y su presencia rebotó en innumerables comentarios y reflexiones.

Lei algunos, y solo quiero rescatar dos conceptos, de los muchos y muy sesudos que están disponibles. Por un lado algunos, incluyendo al propio autor de la criatura, lo califican de «estúpido». Por otra parte, alguien lo definió como «estadounidense puro». Si esto fuese realmente asi, ¿que implica para el mundo?

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