Elecciones porteñas: De Henrik Ibsen (por la mayoría) a Bernard Shaw (por las minorías)

El dramaturgo noruego Henrik Ibsen es autor, entre muchas otras obras, de «Un enemigo del pueblo». En un poblado cuyos principales ingresos provienen del turismo, el médico Dr. Stockman descubre que la fuente de agua que abastece a la población está contaminada. Al intentar denunciarlo públicamente en la capital, la mayoría de los habitantes se opone, por temor a ver afectados sus ingresos. Ibsen, por boca de su protagonista, reflexiona: «No siempre la mayoría tiene razón». 

El dramaturgo irlandés Bernard Shaw (gran admirador de Ibsen) solía agregar a sus propias obras, cuando aparecían publicadas en libro, un prólogo para cada una de ellas, en la que comenzaba explicando los motivos que lo habían impulsado a escribirla, pero que continuaba derivando hacia otras de sus opiniones políticas o sociales. En uno de esos prólogos se refiere a una polémica muy en boga a fines del siglo XIX, sobre religión y ateísmo, pero con comentarios que pueden libremente ser aplicados a otros temas. El razonamiento de Shaw, en versión no textual, es ésta:

«Existe una opinión, equivocada, que en el pueblo hay una mayoría de gente religiosa y una minoría de ateos. En realidad, existen dos pequeñas minorías: una que está muy interesada por las cuestiones religiosas, a favor, y otra, que está muy interesada por las cuestiones religiosas, en contra.  Al resto, es decir a la gran mayoría, le importa muy poco a que templo saca a lucir su vestimenta dominguera».

    

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